¿De que se trata?

Ultimo movimiento edición Especial Claudio Alavarado

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Un legado de nobleza e interpretación

Se trata de relojes hechos a mano, pieza por pieza, herederos de una mecánica de siglos pasados, construida en maderas del sur de Chile que se mueven o accionan por piedras de ríos o costa adyacentes a Valparaíso.

Su mecanismo data de los orígenes mismos de la relojería, renacimiento con Leonardo,  Galileo y Christian Huygens y Salomón Coster, que en el S. XVII basados en dibujos de Galileo crearon el primer reloj con péndulo y posteriormente al gran hijo de un carpintero de Yorkshire, John Harrison padre de la relojeria de precisión. Una de sus caractrísticas, en este caso, es su escape de clavijas de complicado diseño, exigente ejecución y suceptible funcionamiento, montado en madera que actúa como caja acústica confiriéndole un sonido de tic-tac muy definido, seco y mas opaco, único en cada pieza.

Sus engranajes, y piezas como rueda de escape, y chasis están hechos a mano en madera contachape marino, de Roble en la superficie y Laurela en los interiores, esto es, recubrimiento rojo obscuro y un alma mas blanquecina (según sea la partida de madera con la cual se hizo), le confieren mayor resistencia a las fluctuaciones de humedad y temperatura de las estaciones de invierno y verano, aspecto fundamental para una máquina que debe medir el paso del tiempo, segundo a segundo, y manufacturada con algo tan orgánico y natural como la madera. Las manecillas, péndulo, regulador y otras piezas en torno a la máquina, están hechas de otras maderas nobles del sur, esta vez traídas algunas desde Chiloé, como el Avellano, Olivillo y Ciprés dependiendo de cada caso, que también se les puede encontrar en algunos de los interiores de sus entrañables iglesias.

Fiel a los relojes originales, su impulso o movimiento lo da el peso de piedras que cuelgan con poleas de cuerdas, las que son recolectadas de distintas riveras de ríos o costa de lugares tales como El Yeco, Isla Negra, Con Con y Laguna Verde. Seleccionadas por su forma y características particulares así como por su peso preciso, una vez en el reloj, deben ser diariamente remontadas subiendo la más pesada, la que se toma un día o 24 horas en bajar hasta casi topar el suelo, desde la posición mas alta en que quedo el día anterior.

La realización de cada uno de esas piezas implica el conocimiento de mecánica, relojería, carpintería, diseño, geometría y otras disciplinas que se dan cita para concebir cada una de estas máquinas. Cada Reloj desde que se comienza su manufactura hasta que está instalado en el muro, demora de tres a seis meses de paciente manufactura de cada una de sus, cerca de cien piezas. Una vez realizado el Reloj deberá pasar colgado en el muro aproximadamente tres meses para controlar su funcionamiento.

Darle «cuerda» a uno de estos relojes, nos remonta de algún modo al los orígenes de la humanidad y su lucha por entender y dominar la naturaleza, por medio de los instrumentos, la precisión, el intelecto. La poética de su mecánica de maderas nos recuerda que atrapar el tiempo aun nos desvela, hecho cada uno a mano, la originalidad de su mecánica, su tic-tac pastoso, los distintos tipos de maderas y una infinidad de variables que los convierte a cada uno de estos modelos «R-8», «R-Oval», y R-Notre Dame» en una distinta, irrepetible y exclusiva pieza maestra.

Imagenes del mundo macro…  la mirada intima de fabricante con lupas,  para myor exactitud .. perforación con broca de ø 01.0 mm

~ por Pedro Alvarado Montoya en octubre 17, 2009.